jueves, 3 de diciembre de 2015

El País, un nuevo ejemplo de periodismo encanallado (511)

Para quien no lo sepa, digamos que el diario El País fue durante años y años el buque insignia del Grupo Prisa, que comprendía un fabuloso conglomerado multimedia compuesto de TV, Radio, editoriales, prensa diaria y semanal, etc. La espantosa gestión del grupo, cada día más desacreditado porque nunca ha parado de localizar "terroristas suicidas con tres capas de calzoncillos", ha llevado hoy en día a esta gente a malvivir con lo puesto, es decir, a solicitar favores a cualquier político poderoso para que medie en los bancos a fin de que les aplacen o refinancien la enorme deuda. Eso sí, que los enemigos de Prisa no desesperen, cualquier día de estos se oirá una gran explosión. Prisa habrá estallado en mil pedazos a causa de sus impagos y su descrédito. 


En defensa del juez Garzón, al que hace tiempo que cualquier ciudadano decente hubiese mandado a su casa, inhabilitado por un centenar de motivos a cual más grave, los del diario El País y a través de su redactora Natalia Junquera Añón —a saber quién es esta señora— nos ofrecen hoy toda una página visiblemente demostrativa de lo que se ha venido definiendo como periodismo encanallado, actitud que consiste en relacionar una serie de hechos totalmente ajenos entre sí, falsos o con verdades a media los más de ellos, para llegar al resultado que se pretende, que en este caso consiste en desacreditar al juez del Supremo, Adolfo Prego, del que ya veremos si con el tiempo no acaba imputado, como le sucedió a Gómez de Liaño, ese antiguo magistrado de la Audiencia Nacional que tuvo la osadía de relacionar al padrino de Prisa con esa mafia que siempre ha supuesto la televisión de pago que le concedió ilegalmente Mister X.


Para El País, cualquiera que posea un mínimo de patriotismo —¡qué asco!— y no se inserte de lleno entre los socialcorruptos zapaterinos, ala radical del socialismo al que ese medio periodístico (es un decir) sigue haciéndole la pelota para que le evite la quiebra, no dejará de ser un sujeto al que puede atribuírsele la pertenencia a la extrema derecha. Si bien ha sido con otras palabras, de tal modo ha definido el panfleto polanquista —hoy en manos de su viceführer Cebrián— a todo un juez del Supremo. ¿Razón? Que ese juez es patrono de una fundación de la que se asegura que se halla próxima al sindicato Manos Limpias, calificado asimismo de extrema derecha y omitiendo expresamente el dato de que Manos Limpias se ha presentado numerosas veces en las listas del CSI-CSIF, que es la central sindical independiente de funcionarios, cuyas candidaturas experimentaron un gran auge a partir de los años 80 y 90 y como consecuencia de que UGT y CCOO mantenían posturas descaradamente felipistas entre el personal de la Administración. Para concretar, digamos que la independencia de un sindicato lleva a los encanallados de El País a catalogarlo de extrema derecha.

Por otra parte, el hecho de que a Manos Limpias se le relacione con Denaes —me gustaría saber cuál es el vínculo— y se diga que el juez Prego se integra en su patronato, supone que para los "perrilleros" de El País dicho juez debe llevar aparejada la condición de facha, más que nada porque la fundación Denaes está presidida por un militante del Partido Popular (hoy exmilitante), que como se sabe, al decir de ZP y otros fulanos de su banda, no deja de ser la derecha extrema. Más de 10 millones de votantes de derecha extrema es lo que el PP arrastra tras de sí, algo insoportable para unos periodistas tan sectarios como farsantes.

Porque esta es la clave de la defensa de Garzón, el juez estrella: la gente que se integra en cuadrillas perniciosas como la que El País representa para nuestra sociedad, auténticos pandilleros de la pluma y la desfachatez desde hace la friolera de 33 años, necesitan tener de su parte a todos los garzones posibles. Vistos sus antecedentes y comportamientos, los de El País probablemente creen que el riesgo que asumen es de lo más alto, de ahí que no descarten que algún día se les llame a capítulo en un juzgado. Lo que significa que, a poder ser, el juez moldeable y arbitrario que reciba la demanda debe ser de su misma mesnada. Y desde luego cuantos más garzones mejor. ¡Pobre Justicia, en manos de quiénes has caído! 

Artículo revisado, insertado el 29 de mayo de 2009 en Batiburrillo de Red Liberal  

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