jueves, 8 de octubre de 2015

Iberia podría ser la solución (436)

España+Portugal, ¿es este el futuro mapa de Iberia?, como llamaron los antiguos griegos a nuestra península. Claro que también podría denominarse Hispania, nombre dado por los romanos al mismo territorio. En cualquier caso, hace tiempo que a uno y otro lado de la frontera han surgido movimientos de aproximación para la creación de un nuevo Estado que englobe a ambos países. 

Es curioso, mientras que en nuestro país hay regiones cuyos gobiernos autonómicos están ocupados por políticos deseosos de darle el portazo al Estado español —como les gusta definir a España—, y consideran que los cinco siglos de unidad de uno de los reinos más antiguos del mundo son poco menos que una bagatela digna de desprecio, en nuestra vecina Portugal existe una corriente de simpatía, no sé de qué proporción, pero existe, que aboga por la unidad de Iberia. Inicialmente se justifica esa unidad mediante el deseo de “tener una visión conjunta de gestión territorial, infraestructuras y recursos naturales”, lo que sin duda podría constituir el primer paso. No olvidemos que los intereses comunes suelen ser la razón más destacada para formar uniones sólidas, salvo que, como ocurre en las regiones nacionalistas, esos intereses comunes se intenten pasar artificialmente a vía muerta y a la larga darlos por extinguidos.


Uno de los abanderados de esa corriente de simpatía por la unidad de Iberia es, nada menos, que el ministro portugués de Transportes, que algo sabrá de lo muy conveniente que resulta para su país comenzar a abandonar la arcaica postura de ambos estados ibéricos, según la cual hemos vivido durante largos siglos espalda contra espalda. Mario Lino, el citado ministro, ha declarado hace poco en Santiago de Compostela: La “unidad histórica y cultural ibérica” es “una realidad que persigue tanto el Gobierno español como el portugués”. Es decir, este hombre habla ya de algo más que de carreteras o ferrocarriles.

Naturalmente, como siempre sucede en estos casos de amplitud de miras, se ha presentado contra él una denuncia en Portugal por traidor a la patria al defender el iberismo. Algo que, según se mire y llevándolo al terreno de la parodia, vendría a suponer un precedente de lo más serio para encausar por traidores, atendiendo a sus deseos de  unidad, a todos los jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea.

La cuestión de la unidad de Iberia no pasaría de anecdótica de no existir varias razones de peso para considerarla en serio. Voy a exponer brevemente lo que a mi juicio es la razón principal:

De surgir un fuerte movimiento a ambos lados de la frontera hispano-lusa que con el tiempo originase un referéndum para que los ciudadanos decidieran sobre la fusión de España y Portugal, probablemente determinaría, a su vez, un profundo cambio en la Constitución española que podría ultimar este viaje a ninguna parte al que nos llevan las sucesivas reformas estatutarias de las comunidades autónomas. Reformas consideradas interminables por cualquier observador que se precie, porque a estas alturas nadie puede creer que en Cataluña, por ejemplo, donde hay gente que clama desde hace años directamente por la independencia, no estén comenzando ya a pensar en una tercera reforma.

Todo un pacto ibérico para la formación de un estado federal al modo norteamericano o alemán, por ejemplo, donde quedasen bien definidas las competencias, derechos y obligaciones de los firmantes, no andaría muy lejos de darle la estabilidad necesaria a una nación, la hispana —concepto histórico que incluye a Portugal—, que ahora lleva camino del despeñadero en su vertiente española o que se asemeja a una nave en la que han surgido ya numerosas vías de agua.

En los siglos anteriores ese pacto ibérico fue imposible a consecuencia de los intereses británicos, dispuestos siempre a evitar la unión de varios estados europeos que acabasen por hacerle sombra a su Imperio y que consideraba a Portugal poco menos que una colonia. El obstáculo británico no parece existir en la actualidad, al menos en la misma proporción, ¿por qué no aprovechar la circunstancia para remodelar toda Iberia y unirla adecuadamente? De grandes proyectos vive el hombre grande, embarquémonos en uno de ellos.

Fuente de la noticia: Libertad Digital


Artículo revisado, insertado el 11 de noviembre de 2006 en Batiburrillo de Red Liberal

PD (9-10-2015): Varios años después de redactar el artículo estuve en Portugal, fue en dos ocasiones y en ambas me sentí tratado la mar de bien. Todo tenía un parecido enorme con España, y todo lo que allí consumíamos era muy similar a lo español, marcas comerciales incluidas. Incluso fue sencillo entenderse con el idioma, nos limitamos a hablar despacio, ellos en portugués y nosotros en español. Y tan amigos. Moraleja, si alguna vez se quisiera apostar por la unificación de Portugal y España, probablemente bastaría una o dos generaciones para lograr la conformidad de sus habitantes. Porque la unión tiene muchas más ventajas y es más sencilla que la separación, sobre todo si ésta se pretende después de más de 500 años de convivencia y contra el sentir popular. 

2 comentarios:

  1. Anónimo20:57


    Los portugueses osn muy caballerosos, yo estuve hace más de 50 años y nos trataron bien, de modo que eso no ha cambiado. Pero la mayoría de la población sigue pensando en España como opresora y que quiere quedarse con todo. Supongo que dentro de unos años, las cosas habrán cambiado pues hay muchos portugueses trabajando en España y muchas empresas españoloas en Portugal, pero creo que áun es pronto.

    Por otra parte a España no le interesa económicamente la unión y llevamos tantos años de espaldas que sentimentalmente estamos muy lejos.

    Y nada de Iberia, España, que es como se ha llamado simepre. En la Reconquista todos luchaban por España, lo que ocurrió es que los matrimonios entre portugal y los distintos reinos no dieron descendencia viable, si no, Portugal hubiera sido otra región más de españa.

    Paococo

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    1. Es lógico que muchos portugueses piensen que queremos absorberlos, el pez grande se come al chico. Por eso hablo de una o dos generaciones en que las relaciones permitan generar confianza, sobre todo ahora que los británicos es posible que interfieran menos.

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