jueves, 15 de octubre de 2015

El führer catalán, Versión 2.0 (448)

Por sus decisiones y gestos los conoceréis y los catalogaréis. Vistos los primeros, la única forma posible de catalogar a quien incumple las leyes que ha jurado guardar y hacer guardar es la de un delincuente que practica la parafernalia nazi y que, en su caso, está originando un perjuicio tremendo a los catalanes, puesto que tiene a la mitad enfrentada con la otra mitad. La Historia lo juzgará como lo que es: Un apestoso totalitario henchido de soberbia.

No me ha apetecido documentarme demasiado porque tengo clara en la memoria esa etapa fascistona en la que Jordi Pujol, ya presidente de la Generalidad, se envolvió en la bandera de Cataluña y al más auténtico estilo totalitario llamó a la turbamulta a ocupar la Plaza de San Jaime para frenar un procesamiento inminente como consecuencia del choriceo que se trajo con la Banca Catalana. Felipe González, entonces con muy poca experiencia y sin la enorme mala leche de Pujol (que llevaba años recopilando información secreta de sus rivales) se cagó por la pata abajo al ver las imágenes de una multitud que rendía pleitesía al führer catalán y dio órdenes tajantes para que nadie le tocase un pelo. Y a Pujol el chollo le ha durado al 100% hasta hace cuatro días, que en la actualidad lo mantiene al 90%, tanto él como sus caterva de hijos y asociados en el delito, entre los que cabe incluir a Artur Mas, heredero del que en su día fue testaferro del capitoste nacionalista.

El fiscal del caso, Carlos Jiménez Villarejo, confesó recientemente  que "30 años más tarde, el tiempo ha dado la razón y sentido a la querella que presenté junto con José María Mena". Y añade: "Los fiscales generales del Estado que nombró el PSOE me prohibieron investigar a Pujol" (¡qué no sabría Pujol, a través de su "CNI privado" los numerosos trapos sucios de sus enemigos políticos), por lo que "se creó un clima de impunidad en torno a Pujol", dado que el expresidente catalán era "invulnerable ante la justicia".

Fascismo en estado puro: ¡Heil Mas!

El nuevo führer del nazionalismo separatista catalán, Arturo Mas, ha mejorado en mucho la parafernalia fascista de su antecesor en el partido del 3%, esa Convergencia de las sedes embargadas y la financiación irregular, y por lo tanto ha decidido que a él no le basta con dejarse arropar en San Jaime, sino que necesita que se le vea cómo hace con descaro el saludo nazi-fascista del brazo en alto y los cuatro dedos de la mano separados (el quinto se lo podía meter en el culo) ante la sede del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Juraría que este delincuente de Mas está convencido de que va a pasarle lo mismo que a Pujol: ¡Impunidad total para lo que ha hecho y lo que haga en el futuro!


Estamos en vísperas electorales y no creo que la Justicia decida nada antes de las generales, pero si el partido que alcance el poder, el que sea, no se dedica a perseguir a Mas y a su banda mediante la Abogacía del Estado y el Fiscal General, entonces deberá tener en muy cuenta que algunos (tal vez muchos) dejaremos de votar 'pa' siempre a ese partido. 

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