domingo, 13 de septiembre de 2015

La foto (divertimento) (399)

Cada presidente de comunidad tenía un cartelito en el suelo que indicaba su sitio. Y eso fue lo más llamativo de un encuentro que no sirvió absolutamente para nada, salvo para el mosqueo respecto al modo de situarse de cara a la foto. 

Se cumplen 10 años exactos de uno de los artículos que considero más representativo de mi estilo literario, con perdón, y también de los que ejemplifica con algún detalle lo que ocurrió en España y sigue ocurriendo: Esa pugna del todos contra todos de las 17 comunidades autónomas más las dos ciudades norteafricanas, a lo que habría que añadir una batalla en la que se arremete sin desmayo hacia el Estado que las comprende, casualmente llamado español pero a saber por cuánto tiempo. Pues bien, el artículo describe —creo que con cierto humor— determinadas reacciones de un encuentro de presidentes que demuestra la inoperancia profunda del "Estado de las Autonomías". Ocurría así hace 10 años, repito, y ahora es todavía mucho peor, puesto que en varias comunidades están deseando echarse a la calle de su correspondiente Meridiana, una amplia avenida de Barcelona que si se sigue y se sigue te lleva a Francia, que es donde merecerían estar, como en tiempos de Pau Claris, todos esos sediciosos de a perra gorda y de falsedades a espuertas. Así sabrían una vez más lo que vale un peine francés. Lean si gustan:

Con la reunión de presidentes autonómicos celebrada ayer —es un exceso llamar “conferencia” al hecho de amontonar para la foto a los mandamases regionales— el presidente Rodríguez vuelve a reeditar (¿y van?) ese estilo suyo caracterizado por la improvisación, la falta de criterio, el entreguismo del sacamuelas y una propaganda tan descarada como fraudulenta. Es decir, todo un póquer de ases fotocopiados que se sacó toscamente de la bocamanga, como hacen los fulleros cuando recurren con torpeza a la jugada tramposa y justo en el instante en que el contrario lleva la mismas cartas. En verdad que la propuesta artificiosa se le notó mucho a ZP, si bien no tuvo más remedio que recurrir a ella para sustituir unas ideas que no posee, puesto que su caletre presidencial no da más de sí y encima no se deja asesorar ni en dos tardes ni en ninguna. Vamos, nunca. No hay duda de que cualquier proyecto sólido en el terreno de la economía le huele a azufre y lo rehuye como alma en pena. Lagarto, lagarto.
La organización fue un desastre. De entrada se omitió la bandera española en las acreditaciones y en determinados paneles del interior del recinto, un hecho que se subsanó tarde y mal y del que no se dudó en culpar a la imprenta, lo mismo que hicieron unos meses atrás cuando se responsabilizó a una floristería israelita de olvidarse nuestra enseña en cierta corona de flores. Los representantes regionales llegaron a su aire y fueron recibidos por el presidente del Senado, supuesto organizador de un acto que, en realidad, fue supervisado (es un decir) hasta el último detalle por los “fontaneros” monclovitas. Si no de qué la omisión de la bandera nacional en las invitaciones. ¿Alguien se imagina a Maragall o a Ibarretxe dudando ante un tarjetón que incorporase los colores patrios y le quemara en las manos? Estoy convencido de que ante una “afrenta” semejante no hubiesen ido a Madrid, y eso es algo que no ignoran los relaciones “impúdicas” que rodean al membrillo Rodríguez.
El último en aparecer por allí fue Maragall, que casualmente es el único que posee vehículo propio (pagado por los catalanes) destacado en Madrid. Lo del vehículo a dedicación completa es normal, ciertas cuestiones de protocolo no alimentan demasiado pero engordan sobremanera el ego. Y hay mucho ego que engordarles a los del “autogobierno”. Así, pues, esta claro que Maragall no es de los que elude el “tunning” identitario cuando se trata de usar el Mercedes con hecho diferencial incorporado, de base cromada, ni evita acoplarle el banderín cuatribarrado a su “aiga” para recorrer el trayecto entre Barajas y la sede de la Cámara Alta. Pero... ¡ah, amigos!, luego había que ir a almorzar con la familia real y el “tunning” de la “senyera” ya no parecía tan pertinente, de ahí que nada más bajarse del coche el “Molt Honorable” (tiene narices que a estos omnipotentes nacionalistas no les baste con ser “honorables”, deben ser “muy honorables”) viésemos a su chofer desenroscando los tornillos que sujetaban el banderín. Lo que invita a pensar que Maragall fue casi desnudo al almuerzo regio. Y precisamente lo pusieron al lado del rey, que no parece sonreírle en exceso.
Luego vino la foto por antonomasia de ZP y sus mariachis, esa foto que en sí misma, como el diálogo zapateresto, constituye todo un megaproyecto sin mayores necesidades ni aditamentos. En los tiempos de las videoconferencias y de las relaciones punto a punto a “tropecientos” megas de velocidad —y si no que se lo pregunten a Bono—, la foto nos debió salir a los españoles por un ojo de la cara. Pero no importa, podrá escatimarse en este o aquel apartado de los presupuestos (¿no es así, afectados del incendio de la Alcarria?), pero para la foto que no falte, es algo de primera necesidad. Una foto, todo sea dicho, que podía haberse estampado igualmente en las portadas de los diarios si no se hubiese incumplido otra de las promesas solemnes del membrillo que nos gobierna: El debate del Estado de las Autonomías, fijado para este mismo mes de septiembre y ahora aplazado sine die. Lo que ocurre es que el tal debate suponía airear cuestiones incómodas, comenzando por ese “Estatut”con la quinta puesta y el Plan Ibarretxe al ralentí, ya que con Rajoy o el portavoz popular de por medio no hubiera sido posible el paripé monotemático de la sanidad que ahora se ha hecho, aparte de la foto, claro, punto esencial de la política de pasarela que algunos se gastan para hacernos más felices.
Con todo, lo que más me llamó la atención de la foto fue el lugar donde se situaron los presidentes. ¿Hubo algún criterio razonable para colocarlos de tal modo? ¿La extensión territorial, la población? Nones, descartados esos criterios. ¿Alfabético? Otro nones. ¿Según fueron llegando como ocurre en las Cumbres europeas? Por supuesto que no, en ese caso Maragall hubiese ocupado el fondo de la sala y sólo se le hubiera visto parte de la jeta y el bigotillo fascistoide que usa con la intención de parecerse a Companys. Lo cierto es que Ibarretxe figuró a la diestra de Z(ote) P(adre) y Maragall lo hizo a la siniestra, de ahí que mantuviese esa cara agriada que se le va quedando desde que se cree alguien. Y una vez repartidos los lugares de honor, así como el hecho de situar en extremos opuestos del conjunto a los representantes del “agua para todos” (valencianos y murcianos), se supo que la posición fue preconcebida y se justificó mediante la antigüedad de los respectivos estatutos, como si Esperanza Aguirre, única dama y representante de la comunidad anfitriona, no hubiese merecido algo más que la segunda fila.
Pero no, se alegó la antigüedad de los papelotes, que es algo que por lo visto también concede derechos y además le viene de perlas a quien los concede, porque en realidad, podría jurarse, la posición de los periféricos en la foto sólo pudo responder a un único criterio: La impunidad y el temor. El alto grado de impunidad que poseen ambos presidentes regionales para hacer de su capa un sayo y saltarse las leyes a la torera. Eso sin contar el instinto desleal que ambos dos poseen respecto a una Constitución hacia la que no les basta con hacerle caso omiso sino que desean fulminarla, como todo lo que huela a España, bandera incluida. Y el temor pusilánime de quien no desea molestarlos, no vaya a ser que se enfaden, si coloca a Esperanza a su derecha. Por cierto, que en la foto con el rey todo fue bastante similar respecto a los secesionistas, pero los otros presidentes variaron algo su posición. ¿Qué criterio hubo aquí?
Una vez lograda la foto alimenticia de quien vive a base de imágenes y no digiere bien los textos, salvo los de letra gorda de los cuentos o los titulares del País (que tanto da), se inició en la reunión el mercado persa y arrabalero (entiéndase subasta) de un ZP doblando y triplicando su oferta inicial según advertía que se acercaban a las dos horas el plantón que finalmente obsequiarían a la familia real. Que un poco más y la Letizia se nos pone de parto en el almuerzo-cena de las 5 de la tarde. Por cierto, que en el papel de comadrón del reino pudo contarse a la postre, para esa comida (je, je), con un Ibarretxe solícito con la princesa. ¿Que no te lo crees? Mira, mira. Se ve que su compromiso ineludible, alegado inicialmente para no acudir a la recepción del rey de España, era bastante más eludible que compromiso. Ah, se me olvidaba, cómo sería la subasta que ZP les endilgó a los periféricos que el representante de Castilla-León no pudo contenerse y llegó a soltarle el siguiente comentario: “Cómo te gusta hacer de tío Gilito [del pato Donald] con el dinero de todos los españoles”. Aseguran que, como respuesta, aparte del silencio de los que no poseen reflejos más que para la consigna emitida con voz impostada, de los ojos de ZP surgieron chispas de furor. Pero esa foto no existe, ¡lástima! Lo que no sé es si la causa del furor fue el comentario en sí o el hecho de escuchar entrelazadas estas palabras: “todos los españoles”. Lagarto, lagarto.
Cabe añadir a esta crónica desenfadada (desenfada por no llorar) que al término de la primera representación chusquera —foto por orden de antigüedad, no lo olvidemos— de nuestros más ínclitos políticos con ZP, éste avanzó a la prensa que se había logrado un “consenso básico” sobre financiación sanitaria. Naturalmente, tal consenso fue desmentido de inmediato por el PP. ¿A quién creer? Yo, desde luego, a Zapatero no le creo ni “mijita”, porque una cosa es decirles a los “presis”: “Muchachos, que sepáis que podéis contar con un cheque adicional de 1.700 millones de euros”. Y otra cosa bien distinta es que se llegue a un acuerdo para repartir ese dinero. Porque claro, lo justo sería repartirlo conforme al aumento de población, es decir, considerando las nuevas incorporaciones de usuarios a las 17 agencias sanitarias. Pero en ese caso Ibarretxe recibiría cuatro perras, toda vez que en el País Vasco la población crece muy poco; de hecho, casi está compensado el número entre los que salen huyendo ante el régimen liberticida que hay allí y los magrebíes o eslavos y rumanos que acuden en busca de trabajo y no saben dónde se meten. Me temo que aquí habrá un forcejeo, además, para que el manirroto de Maragall reciba un buen pellizco, más que nada porque Cataluña es la región, desde siempre, que peor administra sus recursos sanitarios. Sin que le vaya muy a la zaga la Andalucía risueña y sobre-subvencionada de Chaves.
Lo chocante de todo este asunto de la deuda sanitaria, ¡pásmense de lo que sigue!, es que las transferencias a las comunidades no suponen importes finalistas; o sea, se les transfiere una partida global y cada gobierno autonómico se lo gasta como le da la gana. Hay quien prefiere pagar “hechos diferenciales”, televisiones autonómicas, Fórum de las Culturas (caso de Maragall), y hay quien prescinde de alguna parafernalia superflua y mete el dinero donde de verdad es prioritario. Lo cierto es que no hay nadie que se salve a la hora de considerársele un manirroto, pero el caso del Tripartito catalán, aprovechando que hoy es el día que celebran la derrota que les hizo entrar en la modernidad, clama al cielo de la desfachatez más extremada. Como prueba de ese espíritu desahogado y a la par victimista que caracteriza a los maragalles e ibarretxes, baste citar que el principal argumento para que sean ellos los que reciban más pasta que los demás, puesto que tienen más deuda, es afirmar que en sus comunidades, de sanidad más avanzada (los dos deben ser de Bilbao), se atiende a infinidad de personas procedentes de otras provincias y por lo tanto es lógico que la deuda sea cancelada ahora.
El argumento aludido por los dirigentes catalanes y vascos, entre otros, es tan falso como sus ideologías políticas y para desmontarlo bastaría con una simple pregunta: ¿Habéis propuesto un organismo o cámara de compensación? A continuación pongo el correspondiente ejemplo para nacionalistas irredentos y progres bienpensantes: Si yo, como murciano, me pusiera malito en un viaje a Barcelona, cuando me diesen el alta y le hubiera firmado la factura al “Institut Català de la Salut” podrían pasársela de inmediato a la hipotética Cámara de Compensación Sanitaria, y ésta, a su vez, le endosaría el cargo al “Servicio Murciano de Salud”. Repito la pregunta: ¿Habéis propuesto algo semejante en la reunión de ayer? O es que no interesa porque entonces se os chafaría la guitarra de vuestros subterfugios de tarambanas. Por cierto, si se creara algo así, y Dios es justo, las regiones levantinas nos frotaríamos las manos durante una buena temporada, ya que es en estas tierras donde se acoge a la mayor parte del turismo nacional, catalanes, vascos e “inserseros” incluidos, mientras que en Cataluña abunda más la especie foránea, con predominio de la francesa, a la que se le cobra a la tercera señal. Del País Vasco ni hablo, allí no va casi nadie a quien no le guste el turismo de “aventura y riesgo”, con acento en el riesgo.

Artículo revisado, insertado el 11 de septiembre de 2005 en Batiburrillo de Red Liberal

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