viernes, 21 de septiembre de 2012

Posibles razones del separatismo en Cataluña (1/5)

Tras no lograr imponer su proyecto de Concierto Económico, publicitado torpemente días atrás como una etapa intermedia antes de la independencia y destinado a crear una estructura de Estado, ayer tarde, a su regreso de Madrid, el "Molt" Mas se dejó aclamar como el "Gran Timonel" que llevará a los catalanes al País de Jauja. Incluso ya tiene ensayado el gesto al más puro estilo fascista. 

Soy de los convencidos de que el incremento exponencial del separatismo en Cataluña, delirante en los últimos meses, obedece a dos causas principales, ambas fruto de una Transición errónea y acomplejada que dejó en manos de los nacionalismos periféricos tanto la educación, usada en verdad a conciencia para modelar a los jóvenes de varias generaciones, como la capacidad para crear fortines propagandísticos (TV3) y medios de comunicación serviles (La Vanguardia, El Periódico y varias docenas más que viven de la subvención) o bien leyes regionales arbitrarias que los gobiernos de España vergonzosamente han ignorado, unas que laminan la pluralidad informativa (CAC) y otras destinadas a la 'normalización' ideológica de los adultos, las cuales finalmente se han convertido en leyes represivas, como la que ampara la denuncia anónima en el caso de las multas lingüísticas por rotular en español.

Jordi Pujol habló en sus inicios de un período de 50 años para crear las bases de "su" Cataluña soñada, esa que rechazaba al emigrante andaluz (o a cualquier otro) que desde principios de los 60 y hasta finales de los 70 enriqueció con su esfuerzo a la burguesía catalana, origen del nacional-clientelismo pujoliano. Bien, pues sobre esa enorme masa laboral que trabajó a brazo partido durante varias décadas y que sin duda fue partícipe del aumento del bienestar en toda la Comunidad, Pujol no dudó en afirmar lo siguiente: "El andaluz es un hombre poco hecho que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual y que constituye la muestra de menor valor social de España". Cabe preguntarse, ¿quién comenzó a usar el desprecio y el insulto hacia los demás, con tal de lograr un fin espurio? ¿Quién empezó primero a hacerse odioso? Y así en radical aumento, como por ejemplo la humillación de impedir el español como lengua vehicular de la enseñanza, que a su vez demuestra el nivel ascendente de opresión nacionalista a lo largo de varias décadas. Que contesten ahora los que se crean poco queridos por España.

Ahora bien, diríase que el nacionalismo catalán considera que en la actualidad, transcurridos unos 35 años de aquel augurio diabólico de Pujol, ha reblandecido lo suficientemente el terreno como para haber alcanzado el nivel de población adicta que necesita. No parece que los independentistas sean aún la mayoría, y es posible que jamás lleguen a alcanzarla, pero si le suma el enorme contingente de apáticos que jamás se acerca a las urnas y mucho menos se manifiesta en contra de ellos, tal vez piensen que ha llegado el momento de ofrecerles a las masas el "Estado propio". ¿Coartada? "España nos roba", un eslogan para excitar a sus propias huestes y de paso aquietar a esos catalanes neutros, tan crédulos como tibios, que se han dejado convencer de que lo del robo es cierto y fuera de España acaso vivirían mejor.

Pues tomad nota de que la acusación de robo es el pretexto del canalla. Sin ir más lejos, mientras reclaman incesantemente una partida de seiscientos y pico de millones que les prometió Zapatero y que el Constitucional ha sentenciado que no es vinculante, “Cataluña ha recibido 11.000 millones más de lo que le correspondía en 2012”. ¡Solo en lo que va de año! ¿Van a devolverlos? No lo creo en absoluto, como tampoco creo que sin ayuda de España puedan afrontar la deuda de 50.000 (sí, cincuenta mil) millones de euros que en la actualidad tiene el Gobierno de Cataluña y sus empresas públicas. ¿Dónde ha ido a parar el dinero de esa enorme deuda? Fácil, a controlar a la sociedad catalana y a tratar de convencerla de que viviría mejor alejada de España.

Es decir, tantos años de adoctrinamiento de la población catalana, basado con frecuencia en la falsedad (como lo del expolio) o en la media verdad, cuando no directamente en el mito, así como la subvención a cuanto interesado ha deseado convertir el nacional-separatismo en un medio de vida (con mucho la mayor industria de Cataluña y la que más mano de obra utiliza), no es más que el resultado de una Constitución española tan estúpidamente bonachona como ambigua y falta de perspicacia en los políticos que la diseñaron y en el pueblo que entonces la votó, entre los que desgraciadamente me incluyo. Eso sí, fue una clase política deseosa en su momento de complacer a ciertos individuos que apenas asomaban la patita, los nacionalistas, y que solamente dieron su visto bueno al texto de la Constitución cuando se les prometió que la educación sería una de las competencias que recibirían.

Desde entonces, los nacional-separatistas en ningún momento han tenido suficiente por mucha liberalidad que se les haya otorgado, con el agravante de que han propagado en su tierra la inquina hacia todo lo español mientras presumían de ayudar a la gobernabilidad de España. ¡Que hay que ser farsante! Y digo otorgado, porque no debe olvidarse que la soberanía reside en el conjunto de los españoles y "la parte" (cualquier Comunidad) es solo la usufructuaria o depositaria temporal del bien otorgado por "el todo" (España).

También estoy convencido de que incluso la propia independencia no le bastaría al nacionalismo catalán, puesto que les resultaría ruinosa y lo saben, en realidad buscan un Confederación de lo más descafeinada (unión mínima posible) para seguir colocando en el resto de España esas materias primas que se les envían desde este lado del Ebro, a precio de jornalero, y que ellos nos devuelven elaboradas con el importe centuplicado o bien envían al resto de Europa. Y en el caso de que la Confederación no fuese posible y la independencia tuviera que proclamarse a 'pelo', nadie dude que de inmediato se dispararían todas las alarmas del expansionismo y los gobernantes del nuevo Estado catalán iniciarían la segunda etapa de su utópica "Catalunya Gran" o "Països Catalans". Y a ver quién es el guapo que les para los pies con una frontera de por medio, cuanto más si ha sido reconocida por unos cuantos países.   

1 comentario:

  1. Anónimo20:09

    Un interesante artículo sobre el tema que tratas:

    http://laplumaviperina.blogspot.com.es/2012/09/la-tormenta-separatista-en-cataluna.html

    ResponderEliminar

Comentarios moderados.