jueves, 30 de agosto de 2012

Carta a mi buen amigo catalán (2)



Hablemos ahora del patrimonio: Si en Cataluña se diera el caso de un noventa y muchos por ciento de partidarios de la independencia, cero problemas a la hora del reparto patrimonial o territorial. Se tira la consabida línea paralela al Ebro (es una forma de hablar) y cada cual tiene derecho a lo que queda en su lado. Que es más o menos lo que sucedió en esos países que has citado y que, antes del comunismo soviético, ya habían poseído Estado propio. Luego el caso de Cataluña no puede compararse ni de lejos a esos países, por tres razones: 1) Cataluña nunca ha contado con un Estado propio, como mucho tuvo un parlamento que aprobaba leyes regionales (igual que ahora) y con el visto bueno del monarca absoluto, lo que sucedió cuando pertenecía a la Corona de Aragón. Anteriormente fue un mosaico de condados que incluso guerrearon entre sí, con una Cataluña occidental en poder de los musulmanes hasta mediados del siglo XII. 2) Cataluña no es un territorio invadido por ningún ejército español (aun cuando hay quien sí lo cree o lo afirma interesadamente y quiere que confundamos la guerra de sucesión de 1701-1714, con otra de independencia), sino que Cataluña, formando parte del Reino aragonés, se asoció dinásticamente al resto de España mediante una unión libre y aprobada por las Cortes de ambos reinos: Castilla y Aragón.

Y digo libre, porque no se conoce revuelta alguna en contra de esa unión, de la que ha transcurrido ya la friolera de 533 años, ¡que se dice pronto! 3) Como consecuencia de lo anterior, no cabe hablar de un reparto del patrimonio entre España y Cataluña, ya que no es ésa la pareja que se divorcia aun cuando se separen, sino del patrimonio que debe corresponderle a cada una de las dos comunidades residentes en Cataluña: los nacionalistas, de un lado, y del otro los no nacionalistas, probablemente muy mayoritarios pero más bien sumisos o apáticos de la política combativa de los primeros. De ahí que te preguntase si partimos Cataluña en dos, como se han partido otros estados con intereses contrapuestos a lo largo de la Historia. Por ejemplo, Corea. Me dirás que Cataluña no es un régimen comunista como quiso imponerse en toda Corea. Lo acepto, pero resulta que es un régimen nacionalista y por lo tanto no demasiado alejado del totalitarismo.

Luego a los residentes en Cataluña que no comulguen con el régimen nacionalista, muchos de ellos catalanes de varias generaciones, se les debería de dar la opción de contar para sí con una parte del territorio. Es decir, un patrimonio territorial que les permitiera fijar su propio destino, fuese uniéndose al cabo de un tiempo el resto de Cataluña, cuestión harto dudosa, fuese mediante la permanencia en España. La solución puede resultar chocante, pero existe algo parecido, refrendado por nuestra Constitución, respecto a la incorporación de Navarra al País Vasco. Una opción que Navarra nunca ha ejercido porque hasta ahora ha deseado su propia independencia dentro de España. Claro que todo va a depender del grado de opresión y violencia que se desate tan pronto como Cataluña sea un Estado, o bien cuanto muchos adviertan que el nacionalismo es demasiado caro y la miseria les llega a marchas forzadas.

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Carta a mi buen amigo catalán (1)

6 comentarios:

  1. Me gustarí conocer comentarios, a estos dos artículos, de catalanes de uno y otro signo, siempre que unos y otros razonen sus posturas y las argumentan.
    No sería una muestra significativa por el número (no se si hay muchos catalanes seguidores de Batiburrillo), pero si serian opiniones a tener en cuenta.
    A ver si hay suerte y se animan.

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    1. Esta versión de Batiburrillo tiene pocos visitantes, por el momento. En la anterior versión, donde se registraron casi tres millones de visitas, hubo cientos de comentarios de catalanes. Lo que ocurre es que esos comentarios permanecen cerrados. Por razones que no vienen al caso digamos que fue preciso migrar a otro soporte, como Blogger. En síntesis: Los no nacionalistas apoyaban este tipo de artículos, los nacionalistas nos llamaron de todo menos bonito.

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  2. He leído las dos cartas a "Su buen amigo catalán" y, me parecen de un muy buen criterio y mejor exposición.
    Según yo lo veo, le faltarían unos retoques, como Español, que no voy a enumerar, por no considerarme a su altura, ni en la forma ni en la profesionalidad.
    En General, muy bien pero, ¿sabrán comprenderle muchos de los catalanes que lean sus escritos? Soy descendiente de Castellón y de Barcelona, por línea materna. En barcelona sigo teniendo familia (magnificas personas, por cierto, sin entrar en criterios de nacionalismos ni pensamientos separatistas, que no comparto, por supuesto) con los hace tiempo he tenido que cortar la relación que, en un momento dado, llegó a ser convulsa.
    Como ellos, entiendo, existen más gentes, muchas más que, como decía, ¿entenderán sus criterios, si lo leen, que lo dudo?
    La cerrazón es mucha y muy antigua. Yo creo que se remonta a la época de Suárez y del “Catalans de cataluña, ya hi som aquí” que, creo, comenzó a pudrir las mentes de esos “catalanes” que se creen el ombligo del mundo. Tiene usted una evidencia reciente: ¡Queremos cinco mil millones pero sin condicionantes, por que esos millones son de los catalanes!, es decir..., omito más opiniones, por lo de las ofensas y los tribunales.
    Y digo que se creen el ombligo del mundo, los que no tienen en cuenta (que son muchísimos, incluidos algunos de familia no catalana) que esa su cataluña creció gracias al dinero que F. Franco Bahamonde se empeñó en desviar y de las gentes que, siguiendo ese dinero, emigraron a la construcción de esa cataluña actual.
    En la edad media se decía que, el peor Cristiano era, con mucho, el Cristiano converso. Y con razón. Conozco gentes no catalanas que, cuando pretendes un dialogo con ellos, son más catalanistas que Duran y Lérida quien, por cierto, tengo entendido que es oscense.
    Vaya mí felicitación por sus escritos

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    1. Miguel, Muchas gracias por su comentario. Apenas puedo añadir nada a lo que usted dice, ya que me temo que la impresión que usted tiene responde a la realidad: Bastantes de ellos, los nacionalistas, se consideran el ombligo del mundo, una consideración a la que ha contribuido el largo período de adoctrinamiento de más de 30 años. Eso sí, estoy convencido de que los nacionalistas siguen siendo minoría, por los pelos, pero aún minoría.

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  3. Miguel viene a hablar de un curioso fenómeno, el de ser más papistas que el Papa, cierto y quizá fruto de la falta de autoestima. En cualquier caso no alterará el resultado final que apuntas muy bien al final de tu post.

    Un abrazo.

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    1. La autoestima (o la falta de ella) parece fundamental en el comportamiento de bastantes nacionalistas. Haz la prueba de dorarles la píldora durante un breve tiempo y verás cómo los emocionas y te tratan de un modo exquisito. En el fondo son personas que están locas porque se les quiera, salvo los muy radicales, claro.

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